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Dicen que la primera obra es la que lleva más tiempo pero que la más difícil es, en realidad, la segunda. Muchos nos habéis advertido de que no iba a ser fácil cumplir las expectativas generadas por un primer número elaborado a fuego lento. Pero nos gustan los retos y estamos convencidos de que el nº 2 de Cinergia no os va a defraudar.

 

El espíritu es el mismo: la mezcla por encima de todo. Esta vez, no obstante, nos ha salido un número de corte más político y filosófico, con una acechante sombra alemana (¿nos traicionará el inconsciente?). Sin que nos hayamos puesto de acuerdo, el nazismo aparece citado en cuatro de los seis artículos centrales. Así, viajamos a Alemania, en su “año cero”, para acompañar al pequeño Edmund entre las ruinas con una mirada nihilista orientada por Adorno. Y en Alemania nos quedamos para reflexionar sobre la controvertida figura de Leni Riefensthal y el cine propagandístico. También os proponemos, a través de la figura del intelectual, un viaje revolucionario al tercer cine brasileño de Glauber Rocha y cubano de Tomás Gutiérrez Alea. Y si creíais que lo habíais leído todo sobre Holy Motors (la película del 2012, según la mayoría de revistas especializadas) esperad a ver cómo, a través del cuerpo y el gesto, la enfrentamos a una lectura post-hegeliana. Además, volvemos a Rossellini y visitamos cavernas y museos para ver cómo se gesta una ilusión; y vemos cómo un cómic de los 90 se adelantó a algunas de las tendencias del cine más contemporáneo. Y, por supuesto, lo dinamitamos todo en Bizarria, haciendo dialogar a las limusinas de Carax y Cronemberg, en plan terapia post-traumática, o rescatando dos cintas de terror setenteras: una lectura redentora de la infame Manitou y una vindicación en colores de The Wicker Man.

 

Esto y alguna sorpresa más es lo que encontraréis en las próximas páginas. Mucha reflexión y mucha pasión. Para estar al día de lo que ocurre en nuestro pequeño rincón del mundo llamado cine, no olvidéis seguirnos en Facebook. Buen viaje.

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